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"Hasta aquí nos ha ayudado el Señor"

Adoración

Las personas ven nuestra apariencia, pero Dios ve nuestro corazón.

En una ocasión (1 Samuel 7), el profeta Samuel reunió al pueblo de Israel para guiarlo al arrepentimiento y ayudarle a restablecer su relación con Dios. En medio del culto fueron atacados por los filisteos y los israelitas se llenaron de miedo. Samuel clamó al Señor y Él envió fuertes truenos contra los enemigos confundiendo y asustándolos, de manera que Israel logró una gran victoria. En memoria de esta victoria y para darle la gloria a Dios, Samuel erigió una roca como monumento, la ungió y la llamó “Eben Ezer”: Hasta aquí nos ha ayudado el Señor.

La revista «Mensaje de Paz» tiene una tarea parecida a la de Samuel. Llama al pueblo al arrepentimiento, enseña a acercarse a Dios y a confiar en Él, cuenta de la batalla...

 

 

¿Por qué estoy tan insatisfecho con mi vida, si hago todo lo que yo quiero? Esta pregunta no me dejaba tranquilo. Experimentar la falta de propósito es algo que todos podemos atravesar. Antes de conocer a Jesús creía que sabía lo que hacía y quería para mi vida. Aceptar y entender —a través de la Biblia — quién es Dios y cuál era su voluntad me desafió como no te imaginas. El Señor me mostró que estaba buscando propósito y significado en lugares equivocados.

“Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, la encontrará. De nada vale tener todo el mundo y perder la vida. Nadie puede pagar lo suficiente para recuperar su vida” (Mateo 16:25-26, PDT)...

Vivía un joven solo y con muy poco dinero. Estaba pasando una mala racha, y un día comprobó con mucho pesar que no tenía ya nada para comer. Miró a su alrededor y no encontró nada valioso para vender. Sólo tenía un viejo burro, que —eso sí— le hacía mucha compañía. Y aunque le dio mucha pena, vio que era su única solución. Así que fue a la cuadra en donde su animal descansaba mientras perseguía moscas con la mirada.

—Amigo, espero que me perdones, pero debo venderte para comprar alimentos —le dijo.

Pensó al verlo, sin embargo, que muy poco iban a darle por él. Estaba viejo y muy delgado...

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